Cada cierto tiempo, para diferentes escenarios, vuelve a la palestra, la guerra por los números de la migración venezolana en tiempos de COVID-19, por lo cual, de lo único que debemos estar seguros, es que después de cada acción fracasada, considerada de carácter definitorio por EEUU, para acabar con el gobierno venezolano dirigido por Nicolás Maduro, como han fracasado, por nombrar algunas, el intento de magnicidio con drones al Presidente la República; la autoproclamación del autoproclamado de la plaza; la coalición para ingresar la supuesta ayuda humanitaria desde Colombia; el ataque electromagnético al Sistema Eléctrico Nacional; el intento de golpe de estado desde el puente; hasta la esperanza en el coronavirus; o la más reciente pretención de incursión militar terrorista al territorio venezolano, en plena pandemia, y aderezados por el silencio de la mediática mundial; siempre se volverá a cabalgar sobre los mismos temas de construcción por goteo y de agenda internacional, porque es realmente, a esa audiencia a la que se dirige esta construcción.
En esta oportunidad volvió la migración, así como volverá el tema del hambre, después la trata de personas, el coronavirus, los derechos humanos, o la presencia del ELN o FARC en Venezuela, entre otros; en todo caso, la manipulación de la información mediante fake news y posverdad; y particularmente a lo interno, se moverán los hilos del factor económico que ahorque a la población, dólar y precios; mas no verá un despliegue informativo mundial sobre las consecuencias del bloqueo económico, financiero y comercial, y de despojo de activos, de la primera potencia mundial contra el país, iniciado oficialmente el 07 de marzo de 2015, cuando el primer presidente afroamericano estadounidense Barack Obama, firmó el decreto donde declara a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria, para la seguridad nacional del país norteamericano.
En lo interno, debemos reafirmar, que el volver sobre estos temas, buscan mellar a la población en calidad y cantidad, afectar el carácter y la moral, para la desintegración social, la desmoralización, la desmovilización, la pérdida de la fe en el líder, y más allá, en su Nación, porque es objetivo para debilitar el Poder Nacional; y para eso se hace necesario el aumento de las carencias al pueblo y un mayor sufrimiento cada día, que permita alcanzar el anhelado objetivo, como por ejemplo, imposibilitando la adquisición de aditivos para producir gasolina o la “huida repentina” de DirecTV, ambos por el bloqueo impuesto; todo con tal de justificar finalmente, la opción de la intervención militar, con el supuesto fin de “proteger y garantizar” los derechos humanos de los venezolanos.
Pero, volvamos a la migración, cuya propaganda cabalgó inicialmente sobre el tema del hambre, y así, han ido incorporándose otros contenidos, pero particularmente con este, existe la necesidad de aumentar este número constantemente, sin datos de fuentes oficiales como población, estadísticas, registros migratorios, y se discute la migración irregular o la población en tránsito.
No hace falta volver mucho tiempo atrás, para revisar estos datos. Oficialmente la Organización Internacional de Migraciones[1] (OIM), divulgaba que los migrantes venezolanos eran 2.648.509 personas en septiembre de 2018, a los que, si le restamos los 695.551 personas migrantes en flujo normal hasta el año 2015, realmente habían ascendido 1.952.958 los nuevos venezolanos en el exterior (ver imagen 1).

Imagen 1. Datos sobre la migración de la República Bolivariana de Venezuela, en el Informe de la Organización Internacional de Migraciones de Septiembre 2018.
Sin embargo desde el 2017, un año antes, arrancaba la promoción de la campaña migratoria con datos aportados por ONG mediante estudios de opinión, reescribo, estudios de opinión, anunciando que eran “más de 4 millones de personas (4.091.717)”[2] las que habían emigrado desde Venezuela (ver imagen 2), sirviendo de base para fijar la meta objetivo.

Y si seguimos rastreando datos, el Banco Mundial desde abril del 2019[3], justo cuando asumió la presidencia del mismo, David Malpass, ex subsecretario adjunto de Naciones en Desarrollo del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y subsecretario de Estado adjunto de Asuntos Económicos de América Latina, designado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; inició la campaña sobre “el éxodo venezolano”, para la divulgación de los “nuevos cálculos” que tenía la OIM[4], en 3.700.000 personas (ver imagen 3), aún sin oficializar, pero desatando la guerra por los números de la migración venezolana.

Un mes después, en mayo de 2019, se podía leer en el entonces, último informe oficial de la OIM, que los migrantes habían aumentado a 3.969.951 personas, esto es 269.951 personas más, de las anunciadas por el Banco Mundial, incluyendo por supuesto, aquellos hasta el año 2015.
Pues, eso no fue suficiente para que en junio del mismo año, la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial[5] de ACNUR, publicara que no eran los datos de la OIM, sino 4.001.917 personas[6], y aunque debemos reconocer que se quedó un poco por debajo del número propuesto por las ONG, cumplieron el cometido de llegar a la meta fijada desde el 2017 (4.091.717 personas). ¿Número parecido no?
Para perplejidad de todos, esa cantidad también era considerada insuficiente, y al mes siguiente, en julio del mismo 2019, la propaganda para superar los 6 millones[7] ya se había iniciado de la mano de la OEA y las caras visibles de la oposición al gobierno venezolano, encargadas del asunto (ver imagen 4), aún con recién divulgados “datos oficiales”; entre las causas, «la violación del derecho a la alimentación», que el “informe Bachelet”[8] auspiciaba, incluso afirmando en palabras más, palabras menos, que la mayoría de las mujeres venezolanas se prostituían al día por un kilo de harina de maíz; pero eran muchos y parió la abuela, la ONU saltó a la palestra afirmando en noviembre del mismo año, que serían 6,5 millones[9] (ver imagen 5).


Detrás de todo, la carrera por quien tiene más venezolanos en su territorio, que signifique la garantía para la obtención de recursos económicos a costa del sufrimiento de las personas y a las cuales, no se le es retribuido, aún en estas circunstancias de pandemia.
Por lo tanto, que actualmente se afirme, sean 5 millones de personas las que han salido del país, mientras transitó el primer semestre del año 2020, sugiere un incumplimiento de las metas planteadas, algo salió mal, en el cálculo del informe preliminar sobre la “crisis migratoria” y la guerra por los números de los migrantes venezolanos (imagen 6 y 7).


Al contrario se evidencia un retorno masivo en plena crisis por la pandemia mundial, imposible de ocultar (ver imagen 8), que deben frenar de inmediato, porque también hay que adaptarse al nuevo escenario, al que no se estaba preparado, tan igual como no lo estaba EEUU, muestra de ello, su fracaso sanitario para la contención del COVID-19.

Y como el 2020, es el año del COVID-19, la desesperación del antivenezolanismo se desata, surge la esperanza fascista que el coronavirus haga en Venezuela, el trabajo demográfico esperado para el cierre del 2019, no a través de la migración, sino gracias a la muerte, consecuencia de las inalcanzables metas propuestas, por tanto, se espera que la pandemia arrase a la población del país, desde que se confirmó la primera persona contagiada (ver imagen 9 y 10).


Pero la migración a la inversa les hizo jaque, los mismos migrantes partidarios a favor y contra el gobierno de Nicolás Maduro piden a gritos, mediante cartas, videos, audios, en largas colas frentes a las embajadas y consulados del gobierno venezolano en el mundo, o caminando de regreso, les ayuden a volver a su patria, porque eso sí, patria hay una sola.
Y como patria hay una sola, aunque algunos lo nieguen, en el único país del mundo en plena pandemia, donde se registra un retorno masivo de migrantes, es en Venezuela, cuyos connacionales huyen de las curvas exponenciales de los países con ausencias de políticas sanitarias efectivas, así como del racismo, la xenofobia y la precariedad económica, por la pérdida de sus trabajos y lugares de alojamiento en donde se encuentran actualmente.
Muestra de ello, es que del 9 al 28 de mayo, regresaron más de 50.000 personas[10], de los cuales al menos 850[11] ingresaron contagiados por coronavirus, diagnosticados en la frontera terrestre y aérea mediante el establecimiento de un cerco epidemiológico, dispuesto para la atención especial del retorno masivo; y que para el país, correspondió a un 182 % más, de los casos que se manejaban en un curva completamente aplanada en lo interno, mediante una cuarentena nacional que superó los 70 días ininterrumpidos.
De los migrantes, la mayoría provienen de Colombia[12], seguido de Brasil, países considerados por Venezuela una amenaza para la seguridad de la nación en plena pandemia, pero también regresan, quieren regresar, y no es para menos, de Ecuador, Perú, Chile y Argentina, a una Venezuela que aun asediada y bloqueada ha manejado extraordinariamente el control de la pandemia (1327 casos al 28/05/2020; más de 60.000 al 18/09/2020); y no sólo eso, una tasa de letalidad que apenas alcanza el 0,8 % constituyéndose en una de las más baja de América Latina y el Caribe; así como se convirtió en uno de los países que realiza la mayor cantidad de pruebas diagnósticas de COVID-19 por millón de habitantes en la región (31.561 al 28/05/2020; más de 65.000 al 18/09/2020), cuya detección asintomática, quizás sea una de las estrategias aplicadas más importantes, para romper la cadena de transmisión.
Y como el éxito no puede suceder en un país que construye un modelo de sistema de salud público en contracorriente neoliberal, y asfixiado por EEUU, la Unión Europea y los países del Grupo de Lima, que no pueden ocultar los féretros y las fosas comunes de los muertos por coronavirus, entonces se abrazan a las fake news y la posverdad que mancille al pueblo venezolano, que está consciente y sabe no existen 30.000 muertos escondidos por la pandemia en Venezuela, y que no lo pondrá en duda, porque los despistajes llegan hasta sus casas, no se puede manipular en este tema, aunque lo intente Clarín, el mismo medio que niega después de 30 años, los 30.000 desaparecidos que sí existieron durante la dictadura de Videla en Argentina. Ni pudor les da la utilización de semejante cifra, para cargársela a los venezolanos (Ver imagen 11 y 12).


[1] (Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 2018)
[2] Desde 2017, se publicaba que “Más de 4 millones de personas (4.091.717) han emigrado desde Venezuela al exterior, según un estudio de opinión hecho por la empresa Consultores 21 entre el 17 de noviembre y el 4 de diciembre de 2017” publicado en Tal Cual. (Sánchez, La importancia de la población como factor del Poder Nacional, 2019)
[3] Desde el 05 de abril de 2019 David Malpass quien cumplió las funciones de subsecretario adjunto de Naciones en Desarrollo del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y subsecretario de Estado adjunto de Asuntos Económicos de América Latina y designado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump asume la Presidencia del Banco Mundial.
[4] (Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 2018) OIM. Recuperado el 12 de 04 de 2019, de Migration trends in the americas: https://www.iom.int/sites/default/files/dtm/venezuela_dtm_201809.pdf
[5] https://r4v.info/es/situations/platform
[6] (Sánchez, La importancia de la población como factor del Poder Nacional, 2019)
[7] (El tiempo, 2019)
[8] (Consejo de Derechos Humanos 41 período de sesiones., 2019)
[9] Mediante Eduardo Stein, representante especial conjunto para los refugiados y migrantes venezolanos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y de la Organización Internacional para las Migraciones para los refugiados y migrantes venezolanos, según el Banco Mundial.
[10] Del 9 al 27 de mayo de 2020, han retornado al país 50.686 personas desde Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, Chile y Perú. Por otra parte, según encuestas de Datanálisis, 1 millón de venezolanos había regresado al cierre de 2019 (Banca y negocios, 2020); y según estudios del Observatorio Venezolano de Migración (OVM) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) realizada del 8 de abril al 5 de mayo del 2020, 31 % más piensa retornar, lo que representaría 1.550.000 personas adicionales, si tomamos el último número de migrantes divulgado por diferentes fuentes (Panorama, 2020).
[11] Al 28 de mayo de 2020, se han identificado 858 venezolanos que regresan al país contagiados por COVID-19 (778 hasta el 27/05/2020 y 80 adicionales el 28/05/2020.
[12] Al 28 de mayo de 2020, de los 850 venezolanos contagiados que regresan al país, el 67,88 % provienen de Colombia.
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