BIEN COMÚN, VIVIR BIEN Y EL SOCIALISMO BOLIVARIANO

Por Clara Sánchez y Juan Carlos Jiménez

Esta publicación se realiza bajo la premisa de interpretar el bien común, como categoría que integra la conceptualización del Socialismo Bolivariano, y su vinculación con el “vivir bien”, en la Revolución Bolivariana.

Este es desarrollado, a partir de las discusiones e interpretaciones que desde el año 2006, causaron revuelo, con la incorporación del concepto buen vivir y vivir bien en las constituciones nacionales de Ecuador y Bolivia, basado en la cultura andina ancestral, y sus repercusiones al refutar el concepto liberal de “desarrollo” y “crecimiento económico”, diseminado a lo largo y ancho del mundo, como medio de “progreso” de los países hasta nuestros días; y en lo concreto, como se construye el bien común, para vivir bien en el socialismo bolivariano, como nueva forma de vivir en comunidad, en armonía con la naturaleza, inmersos en el sistema mundo[1], y particularmente en la Venezuela bloqueada, económica, financiera y comercialmente por EEUU.

BIEN COMÚN

El Socialismo Bolivariano[2] “es el modo de vida sustentado en la espiritualidad del ser humano basado en el bien común, la producción socialista y el poder comunitario, empleando el método de la democracia directa, a fin de autogestionar, por medio del pueblo organizado, la dirección de la comunidad y consolidar la emancipación plena del colectivo nacional”.

El bien común, como categoría dentro del Socialismo Bolivariano “es la satisfacción de las expectativas del pueblo en sus niveles más elevados de lo espiritual, lo material y lo moral. Por lo tanto, el bien común induce a quien lo práctica a convertirse en un ser de buena voluntad y en manifestar el amor por el prójimo”. En resumen, es “todo aquello que es compartido por los miembros de una comunidad”.

Sin embargo, el concepto de bienes comunes, ha sido utilizado históricamente desde Aristóteles y el derecho romano, hasta las nociones actuales, vinculadas fundamentalmente a los recursos naturales, para demostrar que la naturaleza, puede ser valorizada más allá de lo mercantil, y considerarlos “patrimonio universal imprescindible para hacer posible la vida humana en este planeta”[3].

Otros autores agregan, la importancia del “proceso de construcción social de un bien común, por medio del cual, una comunidad le asigna un valor compartido y también simbólico, al recurso”[4]. En este sentido, no ha estado ausente de las discusiones, sobre su conceptualización, ni de los diccionarios académicos.

Como consecuencia, se ha establecido la relación entre bienes comunes y el bien común, en el marco de la defensa, la producción social, liberándolos de la propiedad, y superando el esquema de lo público y lo privado; definiendo a este último (bien común), como “el proceso y al mismo tiempo el producto, de una decisión compartida y de un conjunto de relaciones, en las que los individuos, formulan y defienden distintas concepciones y visiones del mundo; y sólo dentro de estas relaciones, él se hace reconocible como tal”[5].

Por lo tanto, se considerará bien común, la suma de todos los elementos materiales e inmateriales, tangibles e intangibles, que harán plena la vida del ser humano en colectivo, por encima de los intereses individuales y grupales, y consciente que debe garantizarse el futuro de las próximas generaciones en el planeta.

BUEN VIVIR Y VIVIR BIEN

La discusión sobre el concepto de buen vivir o vivir bien, aparece en el seno de las Asambleas Nacionales Constituyentes de Ecuador y Bolivia, para la redacción de sus constituciones desde el año 2006, acompañada de la mano de sus pueblos indígenas.

Por lo tanto, surgen de las nociones ancestrales sobre el modo de vida de los pueblos indígenas, que tienen una presencia mayoritaria en ambos países, cuyo contexto político está marcado por condiciones subjetivas y objetivas que permitieron el ascenso al poder político de fuerzas de izquierda y progresistas, “inaugurado por el triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela y el debilitamiento del poderío estadounidense en la región”[6], y como resultado de los embates sufridos por las políticas neoliberales, cuya exclusión, marginación y pobreza eran alarmantes.

También debemos destacar que, se da justamente en el marco de una lucha latinoamericana y caribeña antineoliberal, marcada por el empuje de la unión de liderazgos regionales de Hugo Chávez, Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner, Tabaré Vásquez, que en el año 2005 detuvieron el proyecto de dominio imperialista norteamericano del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

En medio de este entorno, sobresalieron las expresiones sumak kawsay o buen vivir del quichua ecuatoriano[7], que “expresa la idea de una vida no mejor, ni mejor que la de otros, ni en continuo desvivir por mejorarla, sino simplemente buena”[8], así como, del aymara boliviano[9], suma qamaña, que se traduce en vivir bien y se considera, como el que introduce adicionalmente, “el elemento comunitario”[10], quedando así reflejado textualmente en sus constituciones.

En la Constitución de la República del Ecuador que entró en vigencia en el año 2008, el pueblo soberano desde su preámbulo, reconoce que decide construir “una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay[11]; y se establece a lo largo del texto constitucional la manera de cómo lograr este modo de vida; incluso “promover el bien común y anteponer el interés general al interés particular, conforme al buen vivir”[12].

Por su parte, en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia del año 2009, en su preámbulo, adopta “un Estado (…) donde predomine la búsqueda del vivir bien”, y agrega en su artículo 8, que “asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”[13].

Por lo tanto, deja sentado que buscará el vivir bien, lo promueve en los principios éticos y morales de la sociedad, y finalmente, determina los valores que permitirán alcanzar esta forma de vida.

En este sentido, el buen vivir o vivir bien, es una conceptualización que enfrenta radicalmente la predica liberal del desarrollo, el crecimiento económico, el progreso, basada en la cosmovisión quichua y aymara, sobre la forma de vivir en armonía y equilibrio con el prójimo y la naturaleza, rompiendo con los antivalores clásicos del liberalismo: individualismo-egoismo, lucro, consumismo, competencia, máxima ganancia, la sobreexplotación de los recursos naturales, entre otros.

Finalmente, buen vivir y vivir bien, se asumen como categorías que significan lo mismo, aunque, con “algunos matices diferenciadores”[14], que no deben confundirse con vivir mejor, cuya categoría está relacionada con la ideología dominante de bienestar occidental, basada en quien consume más, la acumulación material, el egoísmo, el lucro, e “incita a una competición con los otros para crear más y más condiciones para vivir mejor”[15], por sobre los demás.

EL DEBATE ENTRE DESARROLLISMO Y VIVIR BIEN

Con el surgimiento del debate en torno al vivir bien, también florecieron discusiones sobre este concepto, como una “alternativa al desarrollo”[16], principalmente a la conceptualización acostumbrada de desarrollo, también llamado “mal desarrollo”[17] o “patología de la modernidad”[18], como una “teleología[19] de la historia”, en el cual es visto como el fin último de la humanidad; “su apego a la ideología del progreso”[20], a modo de metarelato, de que por esencia las sociedades avanzaran hacia el crecimiento económico, si se siguen los principios y dogmas del modelo liberal.

Y especialmente, el crecimiento económico “como la prevalencia de la economía, sobre la política y sociedad”[21], cuando por el contrario, se ha evidenciado su “incapacidad para resolver los problemas de la pobreza, sin olvidar que sus prácticas desembocan en severos impactos sociales y ambientales”[22].

A esto se agrega, el Producto Interno Bruto (PIB), convertido en el único parámetro que mide las riquezas de un país, sin importar entre otras cosas, la pobreza, el desempleo, el hambre, o la destrucción del planeta, que va dejando en el camino, la carrera por el éxito. Y finalmente, encontrando al Dios “mercado”, como el que, por sí sólo resolvería, las “disfunciones” sociales.

Por otro lado, vivir bien, ha despertado “la reacción pachamamista” como ideología, que radicalizó los planteamientos de protección y resguardo de la naturaleza, contra el extractivismo, sobre todo hacia los gobiernos considerados, como fuerzas políticas de la izquierda y, la falta de reflexión sobre la problemática, e incluso la exigencia para abandonar cualquier tipo de explotación de los recursos naturales[23].

Efectivamente, es una reflexión basada en los escandalosos “estragos ambientales y sociales producidos por el desenfrenado productivismo desarrollista y extractivista”[24], sobre todo en América Latina, en el marco del modelo capitalista, que hizo y hace cada día más, a nuestros países mantenerse, como proveedores de materias primas, para la mera exportación, sin avanzar en un mayor esfuerzo industrializador, independiente del poder hegemónico e histórico mundial, que rompa con el papel, que le han asignado las primeras potencias, y en el cual se llegó a imponer y se mantiene hasta nuestros días, que el no logro del desarrollo, era sólo responsabilidad de los gobernantes electos, o la posesión del recurso como una “maldición”, y no que, está relacionado de forma estructural a los obstáculos que pone el propio sistema económico mundial, por la posición periférica y dependiente de nuestros países a este último.

Contra este argumento de la no extracción de recursos naturales, o no desarrollo, que paralizaría en lo inmediato, el esfuerzo para solucionar los problemas generados por el capitalismo, el desarrollo convencional, el progreso, el crecimiento económico, el PIB y el extractivismo, se ha propuesto en el corto plazo, mientras se construye una alternativa, empezar por:

“Construir minuciosos mecanismos de fiscalización de las actividades ligadas al extractivismo, normas rígidas y controles sobre las mismas, (…) la coordinación internacional, al menos en la América del Sur, de este tipo de políticas frente a las transnacionales extractivistas, porque de lo contrario, estas utilizarán su enorme poderío, (como en evidencia lo hacen en la actualidad),  para chantajear a algunos gobiernos y dar por tierra cualquier tentativa de monitoreo y control de sus actividades. Además, (…) diseñar una adecuada política tributaria para captar una parte significativa de la renta extraordinaria (…), mientras se construye un nuevo orden económico, político y social claramente post capitalista”[25].

En tanto, se habla de un orden postcapitalista, evidentemente, el vivir bien o la alternativa al desarrollo, se convertiría en el postdesarrollo[26], que más allá de un nuevo modelo económico, sea “una nueva forma de vida sustentada en el equilibrio, la armonía y el respeto a la vida”[27], considerando que dentro de la cosmovisión ancestral indígena, no existe el concepto de desarrollo, ni sus etapas a superar; es el “mejoramiento social” su categoría, la cual se considera está “en permanente construcción y reproducción”[28].

Por otro lado, se alerta sobre la posibilidad de caer en los entramados de nuevas terminologías como “desarrollo sustentable” o “capitalismo verde”, entre otras, asociado a la misma reproducción del capitalismo[29]; y donde las transnacionales del extractivismo juegan un papel primordial en la instalación de estas nuevas formas de categorías.

Además, se ha considerado en diversos planteamientos, que el vivir bien, corresponde a la nueva conceptualización antagónica a todas las teorías del desarrollo de la academia dominante, que explican el capitalismo y su comprensión desde la disidencia, sin considerar sus “supuestos civilizatorios” y, expresamente su abandono[30].

Entre las propuestas que someramente se le atribuyen al postdesarrollo, se encuentran la disminución del extractivismo, repensar estructuras e instituciones, el ejercicio horizontal del poder, ciudadanizar el Estado, repensar en profundidad la democracia, la armonía con la naturaleza, no subordinar el Estado al mercado (reconceptualización política del mercado), incentivar nuevos patrones de consumo, entre muchos otros aportes, de los cuales, algunos se desprenden de las constituciones nacionales de Ecuador y Bolivia, basado en el vivir bien ancestral quichua y aymara[31].

Finalmente, es necesario valorar que, la instauración plena del “vivir bien”, no es posible bajo el modelo capitalista, que es contrario a esta conceptualización, y para ello, es necesario alternativas al desarrollo convencional, pero que superen lo abstracto de la propuesta, inalcanzable en el corto plazo, o mejor dicho en la inmediatez, y que sólo dos o tres países, no podrán llevar adelante esta política, en el marco del poder hegemónico mundial, sin tropezar contundentemente con este. Situaciones ejemplificantes, son los acontencimientos, justamente en Ecuador, Bolivia y Venezuela, promotores del vivir bien.

Por lo tanto, debe abonarse un camino fuera del dogmatismo, que algunos demandan de forma intransigente; porque por encima de todo, hay que asegurar la continuidad de las fuerzas políticas que asumen el vivir bien, en el poder político, conscientes, claros y firmes de cuál es el objetivo, por el cual se está transitando este recorrido.

VENEZUELA, EL SOCIALISMO BOLIVARIANO Y EL VIVIR BIEN

A la luz de la realidad venezolana y el compromiso histórico de construir el Socialismo Bolivariano, es importante considerar que, desde los inicios de la Revolución Bolivariana, y en medio del Proceso Constituyente, se debate sobre la conceptualización de un nuevo modelo societal, sus principios y valores, los cuales, quedaron plasmados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del año 1999, en una síntesis virtuosa, fundamentada en la doctrina bolivariana.

En este sentido, se puede decir que, como proceso revolucionario, la Revolución Bolivariana, ha tenido hitos en la búsqueda teórica de su anclaje epistemológico, en el que destaca el año 2005, cuando el Presidente Hugo Chávez, anuncia el carácter socialista del proceso en construcción, y al interior de este, se ha concebido la incorporación de un marco teórico amplio, de constante creación y transformación, que va desde las concepciones bolivariana, anticapitalista, marxista heterodoxa, ecologista, entre otras, constituyéndose en una reivindicación histórica global del Socialismo, como paradigma alternativo al Capitalismo.

En medio del debate surgido entre el buen vivir y el vivir bien, y su relación con el pensamiento bolivariano, se puede afirmar que comparten algunos valores, como así se lee en el Preámbulo Constitucional, en el cual se destacan “la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; (…) el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; (…) los derechos humanos, (…) el equilibro ecológico y los bienes ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad”[32].

Luego del proceso constitucional de Ecuador y Bolivia de los años 2008 y 2009, se va sumando el buen vivir y el vivir bien, a la construcción teórica, teniendo como núcleo significativo, el estrecho hermanamiento político ideológico entre los presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

Muestra de ello, es el discurso del 24 de septiembre de 2010 donde Hugo Chávez, en relación a la nueva conceptualización menciona: “ustedes saben que nos hemos inspirado en la filosofía quechua, aimara, de los indígenas quechua, de Bolivia, del Perú, que hace miles de años tienen ese código: el buen vivir, sumak kawsay, se dice en quechua. Sumak kawsay, para ellos es el buen vivir, el vivir con dignidad, con decoro”.

Y enlaza esta, con la interpretación que hace, señalando: “Bolívar lo decía, hay que lograr lo más difícil, es que la gente, que la familia, que el pueblo sea honrado y feliz”, y asimilando su planteamiento para ese momento, culmina haciendo un llamado a que “vivamos con dignidad, vivamos con decoro, seamos honrados y felices, y por el camino del Socialismo, es que lo vamos a ir logrando”[33].

Este es el Socialismo Bolivariano, una síntesis que suma, construye y deconstruye referencias conceptuales que luego, se transversalizan en aportes al marco teórico y que, incluso se encuentran en documentos recientes como el Plan de la Patria 2019 – 2025, como una actualización de la construcción del socialismo, y en el cual, se hace referencia expresa al buen vivir y el vivir bien.

Particularmente, en este contexto de bloqueo, es preciso destacar el Quinto Gran Objetivo Histórico definido con el fin de “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”, como forma de impulsar un “modelo histórico social ecosocialista” fundamentado en el respeto a los derechos de la Madre Tierra y del vivir bien.

Se agrega, que se incorporarátecnologías y formas de organización de la producción, distribución y consumo que apunten al aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza”[34], incluso se plantea el desarrollo de un nuevo sistema de indicadores del vivir bien.

Y finalmente, se afirma que dentro del Socialismo Bolivariano, es que surgirá un modelo alternativo de desarrollo socialista, que debe impulsarse, construirse y consolidarse de manera colectiva, como “única opción frente al modelo depredador, discriminador e insostenible capitalista”[35].

Para culminar, aunque algunos estudiosos del vivir bien, sostienen que el socialismo, no tiene otra perspectiva más allá del bienestar del ser humano[36], cuando la vida, es lo más importante y está por encima del hombre; no existe en la construcción del Socialismo Bolivariano, ninguna disputa con la conceptualización del buen vivir y vivir bien, por el contrario, se enriquece teóricamente de su concepción.

PLANTEAMIENTOS FINALES

Si en los preceptos pachamamistas, el bien común, está dentro de los fundamentos[37] del vivir bien, entonces, es necesario para alcanzar este modo de vida; en este sentido, el bien común se hace imprescindible para el vivir bien.

Particularmente para Venezuela, esta concepción, nutre la construcción del Socialismo Bolivariano, y este vendría a representar una alternativa al sistema capitalista, que contextualizado a la luz de los actuales momentos, en medio del bloqueo económico, financiero y comercial que adelanta Estados Unidos contra la nación, pudiera encontrar una mayor posibilidad para avanzar a una nueva etapa, en medio de la crisis estructural del capitalismo, que evidencia el colapso del modo de vida relacionado a este sistema.

Por esto, es que el vivir bien puede asumirse como el modo de vida dentro del Socialismo Bolivariano, que finalmente llevará a la emancipación de la especie humana.


[1] (Wallerstein, 2005) El sistema mundo es la mundialización de los procesos económicos. Análisis del sistema mundo. Recuperado el 28 de 05 de 2016, de de versión español, Siglo XXI: http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/historia_xx_2013_analisis_del_sistema_mundos-parte1.pdf

[2] Concepto utilizado por el Centro de Formación Ideológica (CFi) para el Socialismo Bolivariano dirigido por William Izarra.

[3] (Boron, 2013) América Latina en la geopolítica del imperialismo (3 ed.). Buenos Aires: Luxemburg.

[4] (Belotti, 2014) Op cit 48

[5] (Belotti, 2014) Op cit 49

[6] (Boron, 2013) Ibid., p134

[7] El Quichua, es el segundo idioma más hablado de la familia de las lenguas quechuas.

[8] (Tortosa, 2009) Sumak Kawsay, Suma Qamaña, buen vivir. Fundación Carolina, 5 p.

[9] El Aymara, es la principal lengua de las lenguas aimaraicas, que se habla en diferentes variantes, perteneciente al pueblo indígena originario de América del Sur.

[10] (Tortosa, 2009)

[11] (Constitución de la República del Ecuador, 2011) Última modificación 31 de julio de 2011. Recuperado el 28 de 08 de 2020, de https://www.oas.org/juridico/pdfs/mesicic4_ecu_const.pdf

[12] Desde el Título II sobre los Derechos, específicamente en el Capítulo segundo del buen vivir; posteriormente, en el Título V del Régimen de Desarrollo y, en el Título VII, se hace lo propio con el Régimen del buen vivir: En los Derechos del Buen vivir, se encuentran agua y alimentación, ambiente sano, comunicación e información, cultura y ciencia, educación hábitat y vivienda, salud, trabajo y seguridad social; mientras que en el Régimen del Buen vivir, se desprende inclusión y equidad, a través de la educación, salud, seguridad social, hábitat y vivienda, cultura, cultura física y tiempo libre, ciencia, tecnología, innovación y saberes ancestrales, gestión del riesgo, población y movilidad humana, seguridad y transporte; además de la biodiversidad y Recursos naturales que incluye la naturaleza y el ambiente, el patrimonio natural y ecosistemas, suelo, agua, biósfera, ecología urbana y energía alternativas (Constitución de la República del Ecuador, 2011).

[13] Además, se sustenta en y “se sustenta en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien”(Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, 2009) Recuperado el 28 de 08 de 2020, de https://www.oas.org/dil/esp/constitucion_bolivia.pdf

[14] (Tortosa, 2009)

[15] (Boff, 2009) ¿Vivir mejor o buen vivir? Recuperado el 2020, de Otro Desarrollo. Espacio de intercambio: http://alainet.org/active/29839&lang=es

[16] (Gudynas, 2011) Buen vivir: Germinando alternativas al desarrollo. América Latina en movimiento. ALai, 20 p.

[17] (Acosta, 2010) El buen vivir en el camino del post desarrollo. Una lectura desde la constitución de Montecristi. Friedrich Ebert Stiftung. Policy Paper 9.

[18] (Dávalos, 2008) Reflexiones sobre el Sumak Kawsay (el buen vivir) y las teorías del desarrollo. Recuperado el 2020, de Otro Desarrollo. Espacio de intercambio: http://www.otrodesarrollo.com

[19] Es la rama de la metafísica que se refiere al estudio de los fines o propósitos de algún objeto o algún ser, o bien literalmente a la doctrina filosófica de las causa finales. Usos más recientes, lo definen simplemente como la atribución de una finalidad u objetivo, a procesos concretos, en otras palabras, el fin último.

[20] (Gudynas, 2011)

[21] (Dávalos, 2008)

[22] (Gudynas, 2011)

[23] (Boron, 2013) Op cit. p 113 – 132

[24] (Boron, 2013) Op cit p 133 – 160

[25] (Boron, 2013)

[26] (Dávalos, 2008)

[27] (Huanacani, 2010) Buen vivir/Vivir bien. Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales andinas. Lima: Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI.

[28] (Acosta, 2010)

[29] (Acosta, 2010)

[30] (Dávalos, 2008)

[31] (Dávalos, 2008)

[32] (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999)

[33] (Intituto de altos estudios del pensamiento del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, 2010)

[34] (MPPP, 2019) Plan de la Patria 2019 – 2025. Caracas: MPPP.

[35] (MPPP, 2019)

[36] (Huanacani, 2010)

[37] El vivir bien esta “fundamentada en el complementarnos, en el bien común, el apoyo mutuo organizado, la comunidad y la vida comunal desarrollan sus capacidades sin destruir al hombre y la naturaleza”.(Choquehuanca, 2011) Vivir bien y NO mejor. Recuperado el 27 de 08 de 2020, de Bolivia: Hacia la reconstrucción del Vivir Bien. SERVINDI: http://www.servindi.org/actualidad/41823