LA FAO ha publicado su último reporte sobre el índice de precios de los alimentos, el cual se ubicó 1,2 puntos o un 0,8 % por debajo del mes de marzo del 2022. ¿Cómo lo explica?
Afirma que bajó levemente el precio de los alimentos en abril, por ciertos incrementos en los suministros desde otros países que aliviaron la presión, incluso mayores exportaciones de las previstas por parte de la Federación de Rusia, así como la disminución y racionamiento de la demanda por los altos precios; aunque aumentó el consumo del arroz en países asiáticos.
En líneas generales, retrocedieron los precios del maíz (3 %), del sorgo (0,4 %) y del aceite en 5,7 %; más no del trigo que aumentó levemente en 0,2 % y el arroz en 2,3 %. Además, de los lácteos que aumentaron 0,9 %, la carne en 2,2 % y el azúcar en 3,3 %.
Y aunque no lo mide la FAO, el precio de la soya se recuperó y se mantiene en precios de hace ocho años (577 dólares), sin superar el máximo histórico (650 dólares) que alcanzó en 2012.
Por lo tanto, luego de los incrementos de precios que iniciaron desde 2020 en medio de la pandemia mundial, continuaron su ascenso en 2021 a punto de romper el histórico anual de 2011 y, de tres meses continuos de aumentos durante el año 2022, en medio de una nueva crisis energética y del inicio de la Operación Militar de Rusia en Ucrania, se redujo en 0,8 % el precio de los alimentos (158,5 puntos).
Sin embargo, siguen siendo más elevados los precios en comparación con abril del 2021 de los cereales (34,31 %), el aceite (46,42 %), los lácteos (23,50 %), la carne (16,87 %) y, el azúcar (21,8 %), por lo tanto, son los alimentos un 29,8 % más caros que hace un año, al incrementarse en un 36,4 puntos el índice de estos.
Además, si se observa un leve descenso del precio de los alimentos, es porque se reafirma su estrecha relación con el precio de la energía (petróleo), que también retrocedió levemente en el mes de abril, en comparación con marzo de 2022.
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