CHINA, RUSIA – CRISIS CLIMÁTICA, ENERGÍA, BIODEFENSA Y ALIMENTOS.
La Década decisiva[1] es la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, publicada en octubre de 2022, y en esta, por supuesto se promoverán los intereses vitales del país norteamericano para superar en posición a los competidores geopolíticos, principalmente China y Rusia.
Por lo tanto, se establece una competencia estratégica para dar forma al futuro del orden internacional. Destacando, que efectivamente es la República Popular China, el único competidor con la intención, cada vez mayor, y la capacidad de remodelar el orden mundial.
Una competencia estratégica global entre «democracias y autocracias», estas últimas, con «políticas exteriores revisionistas», por la cual, se preparan para abordar los desafíos compartidos en esta era competitiva.
Invertir en el poder y la influencia estadounidense.
Para ello, se plantea invertir en el poder nacional estadounidense para mantener la ventaja competitiva y su influencia en el mundo, a partir de la implementación de una estrategia industrial y de innovación moderna que fortalezca su democracia, y en la cual, el uso de la diplomacia será primordial para construir las coaliciones más fuertes posibles, que generen una cooperación transformadora.
Cooperación transformadora, que tribute a un mundo “inclusivo y próspero”, mediante el reforzamiento del sistema multilateral «para defender los principios fundacionales de las Naciones Unidas», y para ello, estimularán por ejemplo, la colaboración con la ASEAN; avanzarán en el hemisferio occidental a través del nuevo plan económico Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica; el G7; COVAX, entre otros. Y además se incluye, al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, catalogados como fuerza multiplicadora de sus valores e intereses que permitirán un crecimiento mayor y más estable en el extranjero, y por tanto, significando una economía estadounidense más fuerte para proyectar su poder.
La modernización y fortalecimiento de su poder militar.
Por supuesto, parte de esa inversión en su poder nacional e influencia estadounidense, incluye la modernización y fortalecimiento de sus fuerzas armadas, específicamente en los dominios cibernético y espacial, misiles con mayor capacidad, inteligencia artificial y sistemas cuánticos.
También, se resalta que la disuasión nuclear sigue siendo una prioridad fundamental para la Nación, sobre todo, en vísperas de la década del 2030, cuando “Estados Unidos deberá disuadir por primera vez a dos importantes potencias, cada una de las cuales desplegará fuerzas nucleares globales y regionales modernas y diversas”.
En este caso, se considera que Estados Unidos tiene un interés vital en disuadir la agresión de la República Popular China y la Federación de Rusia. Y además, «garantizar que Irán nunca pueda adquirir un arma nuclear».
Prioridades globales:
En tanto, el fortalecimiento del poder estadounidense servirá para usarlo estratégicamente en la “amplitud y complejidad de sus intereses globales”, en tres líneas de esfuerzo interrelacionadas que son consideradas de suma importancia:
1. Tratar con los desafíos al orden internacional que plantean sus competidores estratégicos.
2. Abordar los desafíos globales.
3. Dar forma a las reglas del camino para la tecnología, la ciberseguridad, el comercio y la economía.
1. Superar a China y limitar a Rusia.
Este fortalecimiento de su poder nacional, es para cumplir con su principal prioridad global: superar a la República Popular China y limitar el desarrollo de la Federación de Rusia, las cuales a su vez, “están cada vez más alineados entre sí”.
Con respeto a China porque es considerado por Estados Unidos como el único competidor con la intención de reformar el orden internacional y, cada vez más, con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo.
En tanto, Rusia se considera “ahora” una amenaza inmediata y persistente para la paz y la estabilidad internacional. Aunque también China “sigue poniendo en peligro al mundo con una inadecuada acción sobre el cambio climático, en particular con respecto al uso masivo de la energía de carbón”.
2. Desafíos compartidos.
En segundo lugar, entre sus prioridades globales, se concentra la cooperación en desafíos compartidos donde destaca en estricto orden:
La seguridad climática y energética.
Pandemia y biodefensa.
La inseguridad alimentaria.
Control y No proliferación de armas.
Terrorismo.
3. Por supuesto entre las prioridades, busca nuevas reglas de competencia en los territorios de disputa:
Tecnológico: Fundamental para la competencia geopolítica actual y para el futuro del país.
Seguridad del ciberespacio: Para mitigar las amenazas cibernéticas y mejorar la estabilidad en el ciberespacio.
Comercio y economía: Para construir un sistema económico internacional adecuado para las necesidades actuales.
“Nuestra estrategia es global”.
Y esa estrategia de seguridad nacional, se llevará a cabo por región de acuerdo a sus intereses:
- Promover un Indo-Pacífico Libre y Abierto en medio de su competencia con China.
- Profundizar la alianza con Europa, principalmente basada en el fortalecimiento de la OTAN en contra de Rusia.
- Fomentar la democracia y la prosperidad compartida en el Hemisferio Occidental, considerando la revitalización de las alianzas en este periodo, vital para Estados Unidos en contra de la interferencia o coerción externa, incluso de la República Popular China, Rusia o Irán; y para apoyar la autodeterminación democrática de los pueblos de Venezuela, Cuba, Nicaragua.
- Apoyar la desescalada y la integración en Medio Oriente. Disuadiendo a Irán y por otro lado, reforzando la estabilidad energética.
- Construir asociaciones del siglo XXI entre los EE. UU. y África.
- Mantener un Ártico pacifico, conteniendo la presencia de Rusia.
- Proteger el mar, el aire y el espacio, en este caso, «los océanos, las tierras, las vías fluviales y otros ecosistemas» porque contienen la biodiversidad vital para la seguridad alimentaria, y mantienen un clima estable para el mundo.
En resumen, para hacer frente a su principal prioridad global (superar la competencia de China y Rusia) en la búsqueda del nuevo orden mundial “libre, abierto, próspero y seguro” que dé forma al orden internacional, Estados Unidos promoverá mayor cooperación en problemas compartidos, entre estos, la crisis climática como “el desafío existencial de este tiempo”, que impacta en las emergencias humanitarias, incendios forestales, inundaciones, aumento del nivel del mar, escasez de agua, derretimiento del hielo, sequías y las altas temperaturas, presionando las tensiones geopolíticas e intensificándose aún más, a medida que los países compiten por los recursos y ventaja energética, aumentando la necesidad humanitaria, inseguridad alimentaria y amenazas para la salud, así como el potencial de inestabilidad, conflicto y migración masiva.
Esto es, que su estrategia de seguridad nacional no sólo estará enfocada en el cambio climático, sino que lo asocia directamente a su seguridad energética y la aceleración integral a la transición de energía limpia en su estrategia industrial, de crecimiento económico y de seguridad, asumiendo una crisis energética mundial “impulsada por el uso del petróleo como arma por parte de Rusia, así como los suministros de gas que controla”, y exacerbados por las decisiones de la OPEP.
En este sentido, asume “crear una revolución energética, para atajar la crisis climática, reforzada por el imperativo geopolítico norteamericano de reducir su dependencia de estados como Rusia”.
Por lo tanto, se identifican como los principales temas de cooperación en el marco de su seguridad nacional al cambio climático y la crisis energética, sumando a la pandemia y la inseguridad alimentaria.
En este último punto sobre alimentos, dedicado a la amenaza que representan ciertos factores a los sistemas alimentarios mundiales, destacando en primer lugar a Rusia, como la responsable de exacerbar la crisis de inseguridad alimentaria, y después a los impactos económicos de la pandemia de COVID-19, los eventos climáticos y los conflictos prolongados.
Por esto lanzó una hoja de ruta para la Seguridad Alimentaria Global con el fin de “mantener abiertos los mercados agrícolas y de alimentos, aumentar la producción de fertilizantes e invertir en agricultura resiliente al clima”. Asociado a la Estrategia Mundial de Seguridad Alimentaria 2022 -2026[2] del gobierno de los Estados Unidos, a través de la Iniciativa Alimentar el Futuro (Feed the Future), lanzada en 2010 por la Administración Obama, para combatir las alzas de los precios mundiales de los alimentos generados a partir de la crisis económica mundial de 2007 – 2008.
Estrategia Mundial de Seguridad Alimentaria actualizada que servirá como una respuesta a los desafíos del momento, como el cambio climático – crisis energética, la COVID-19, los conflictos, entre otros.
Mientras tanto, la disputa por la hegemonía del mundo y el nuevo orden internacional, es el tema principal de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y del resto de los principales actores del sistema internacional, en la cual, la crisis climática, la energía, biodefensa y alimentos, siguen siendo centrales en la competencia por los recursos naturales o bienes comunes para la influencia y control del poder mundial. A la vez, que se disputan los territorios de la tecnología, el ciberespacio, el comercio y la economía.
[1] (The White House, 2022) National Security Strategy. [En línea] 10 de 2022. https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2022/10/Biden-Harris-Administrations-National-Security-Strategy-10.2022.pdf.
[2] (USAID, 2022) U.S. Government Global Food Security Strategy 2022 – 2026. [En línea] 2022. https://www.usaid.gov/sites/default/files/documents/Global-Food-Security-Strategy-FY22-26_508C.pdf.
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