La Revolución Bolivariana lo volvió a hacer y nuevamente está a punto de erradicar el hambre en Venezuela, así lo reconoce la FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS en el reporte anual sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2025 (SOFI 2025) – Abordar la alta inflación de los precios de los alimentos para la seguridad alimentaria y la nutrición [1].
Y es que, a partir de la imposición de las “sanciones” a Venezuela en el año 2014 y después de once años con un lastre de 1041 Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) [2] sobre la República Bolivariana que la ubica entre el quinto y sexto país más sancionado del mundo, dependiendo de la fuente con que se mire, el país ha disminuido nuevamente el hambre que había aparecido en medio del bloqueo económico, financiero y comercial para atacar el poder nacional, como parte de la guerra difusa para ahogar la economía, evitar el suministro de bienes esenciales, entre ellos, los alimentos, impactando negativamente en la seguridad y soberanía alimentaria, por ende, en el pueblo, al que se quería matar de hambre para imponer un fracasado cambio de régimen.
Un flagelo que había desaparecido en Venezuela desde el año 2006, entre tanto sacando al país del mapa mundial del hambre (ver imagen 1), gracias en ese entonces, a la política pública del comandante Hugo Chávez, sustentada en Misiones Sociales que favoreció el acceso económico y la disponibilidad de alimentos en el país a toda la población.

Fue a partir del año 2015, cuando la subalimentación vuelve a aparecer en Venezuela e incrementarse en relación proporcional a la cantidad de Medidas Coercitivas Unilaterales impuestas que, según la FAO alcanzó en el año 2019 el más alto nivel, en concordancia con la aplicación de la mayor cantidad de MCU ese año.
Justo, cuando la oposición venezolana al Gobierno Bolivariano, de la mano de Estados Unidos y el Grupo de Lima intentó imponer un gobierno paralelo virtual y fracasado, donde el relato de una crisis alimentaria construida, sería el canal para llevar a cabo una intervención militar “humanitaria” en el país, avalada por la comunidad internacional, que permitiría alcanzar los objetivos del cambio de régimen por uno a fin a los intereses estratégicos estadounidenses.
Por lo tanto, el reconocimiento de la FAO en su último informe SOFI 2025, indicando el retroceso del Índice de Prevalencia de Subalimentación (IPS) o hambre en Venezuela del 17,6 % al 5,9 % en el último trienio, esto es de 5 millones a 1,7 millones de personas en esta situación, sintetiza los logros concretos en el tema alimentario nacional, permitiendo confirmar que Venezuela se le plantó firmemente a la guerra del hambre y la gana (ver imagen 2 y 3).


Esto quiere decir que, según la FAO se disminuyó en 11,7 puntos porcentuales el índice de subalimentación en Venezuela entre 2022 y 2024, sacando del hambre a 3,3 millones de personas (Ver imagen 4).

Un logro que describe la historia de resistencia victoriosa de Venezuela, en medio de la ofensiva imperialista multidimensional que se le ha aplicado desde 2014 y que, en 2025 da muestra de un resultado extraordinario en la continuidad de una exitosa política pública venezolana de la lucha contra el hambre, desde los inicios de la Revolución Bolivariana, esta vez, de la mano del presidente Nicolas Maduro y en medio de las sanciones, el bloqueo y la guerra difusa que escala, desescala y sigue vigente a la fecha.


Política pública de lucha contra el hambre en Venezuela que permitió aumentar la disponibilidad de alimentos en más de un 500 % entre 2016 y 2024, esto es 1.378 g/per/día, a punto de alcanzar la media global; además, superando la disponibilidad de energía alimentaria a niveles antes del bloqueo con 3.103 Kcal/per/día y superando otra vez el promedio mundial (ver imagen 5); lo que permitió ampliar el acceso alimentario progresivo y sostenido mediante la recuperación del abastecimiento en 99,1 % a nivel nacional (ver imagen 6).


Con esto, se acaba el relato de la crisis alimentaria en Venezuela donde la ayuda humanitaria se convirtió en una extensión de las sanciones, una limosna sancionatoria, donde no solo están envueltos los financistas que son los mismos sancionadores y los organismos multilaterales, sino todo aquel que, a caballo de este, le permitía seguir justificando la captación de este financiamiento, que lejos está de parecer humanitario, neutral, imparcial e independiente.
En conclusión, esto es un nuevo punto para la Revolución Bolivariana.
[1] (FAO, IFAD, UNICEF, WFP and WHO, 2025) The State of Food Security and Nutrition in the World 2025 – Addressing high food price inflation for food security and nutrition. Obtenido de https://doi.org/10.4060/cd6008en
[2] (CIIP, 2025) Obtenido de Sistema de Información Estadistica Antibloqueo: https://observatorio.gob.ve/

Excelente información, gracias
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Saludos estimada, esto que presenta el excelente y bien fundamentado trabajo suyo, se puede representar con el término Resistencia. Nada de resiliencia ni otros eufemismos que solo buscan desdibujar lo que hay que hacer. Si bien existen muchas fallas y deficiencias, principalmente de formación ideológica, si hay cosas como este avance que es necesario reconocer y difundir. Gracias por su compromiso y claridad de pensamiento.
Lo malo no es lanzazo…sino quien no lo retruca MPP/2016
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